No otros
Podríamos jugar a destrozarnos la boca,
podríamos probar a robarnos, mutuamente, el aliento.
Y caer, y rodar, y sucumbir, perdidos, en lo más profundo de cada uno,
allí donde late el fuego de un amor que arde
y explota.
Podríamos hacer eso que hacen los que se aman de verdad
como solo los salvajes saben amar:
hacer de mis uñas tu carne,
hacer de tus suspiros mi alimento.
Y es que no puedo ni imaginar
el día en que, equívoca, me creí completa
sin ti.
Tú, mi paradoja preferida,
mi sonrisa al despertar.
Tú
Yo
Mi
Te
Conmigo
Contigo
Solo dos.
No otros.
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